Ya te has sacado el carnet y, con la experiencia, vas adquiriendo manías que tu coche, de aquí a un tiempo, va a lamentar. Porque nunca es tarde para corregirlas, ¡lee atento!. La vida de tu medio de transporte está en juego.

Aunque todos tenemos manías y vicios al conducir, la mayoría de ellos son perjudiciales. Unos afectan a la seguridad vial y otros, al propio coche, al que sin querer ‘maltratamos’ con acciones diarias. Por ello, hoy te contamos unas pocas cosas a evitar que le darán un respiro a tu coche.

Foto: Central de REcambio Original

Foto: Central de Recambio Original

  • ¡Manos arriba!. Ya te lo decimos en la autoescuela; las manos, en el volante. Y es que, además de por seguridad, debemos tenerlas ahí para evitar estropear nuestra palanca de cambios. Al dejarla apoyada en la famosa bolita, estamos forzando los sincronizadores y reduciendo su tiempo de vida. Estos son unos pequeños ‘embragues individuales’ que contiene cada marcha. ¿Mejor dejarlos quietos, no?. Además, estamos hablando de una avería bastante cara.
  • El reposapiés, además de un nombre, tiene una función. Entonces, ¿por qué te empeñas en que tu pie izquierdo viva en el embrague?. Ni ‘al límite’ cuando vamos circulando ni pisado a fondo en los semáforos. Descánsalo y evita, además de problemas mecánicos, tensiones corporales.
  • ¿Bajadas en punto muerto? Nunca. Hace mucho tiempo se extendió el mito: para ahorrar combustible hay que poner el punto  muerto en las bajadas. Más allá del peligro que supone para la seguridad ir con el coche sin marchas, es un grave atentado para tu vehículo si consta de caja de cambios automática.
  • Los resaltos o ‘guardias muertos’, con paciencia. Aunque tu primer pensamiento sea acelerar y casi volar sobre ellos, te estás equivocando. Reducir y cogerlos con mucho tacto y mimo le ahorrarán mucho sufrimiento a tu coche y muchos euros a tu bolsillo.
  • La reserva es eso, una reserva, ¡y no está para gastarla!. Cuando se encienda tu luz de reserva, incluso antes, debes correr a tu gasolinera más cercana. Más allá de correr el riesgo de quedarte tirado – y su consecuente multa-, tu coche puede absorber los restos de basura que se acumulan en el depósito y darte un buen susto. ¿Mejor no comprobarlo, no?

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