Lo hacemos más veces de las que nuestro coche merece: conducir con el tanque en reserva. Aunque esto te permita conducir, al menos, 45 kilómetros más antes de que se pare, le estarás haciendo mucho daño a tu vehículo. ¿Por qué? Te lo desgranamos en nuestro post de hoy.
Y es que no te vamos a descubrir la pólvora: en verano, aumenta el tráfico en todas las carreteras de nuestro país. Entre los largos recorridos, los atascos y la desconexión, se nos puede olvidar que tenemos que poner gasolina.
Dejar que llegue la aguja a la reserva, es malo para nuestro coche. ¿Las razones?
1- Puede ser perjudicial para el motor: en palabras de la Asociación de Talleres de Madrid (ATRESA), “Es muy parecido a beber con una pajita: cuanto menos agua queda en el vaso, más fuerza hay que hacer y esto sobrecarga la bomba, que podría quemarse”. Es decir, el esfuerzo y desgaste de tu coche, será mayor.
2- Se pueden colar burbujas de aire en el circuito: como comentábamos en el punto anterior, la succión requiere más esfuerzo, y puede ser defectuosa. De esta manera, se pueden colar burbujas de aire, perjudicando la refrigeración.
3- Las impurezas pueden llegar al motor: según indica la Dirección General de Tráfico, llevar el coche en las mínimas de carburante puede provocar que la suciedad se sedimente en la parte más baja del depósito y acaben llegando al motor, causando daños en las bombas o los inyectores.
4- El conductor sufrirá de más estrés: conducir con poco combustible hará que la persona que esté al volante pase más tiempo pendiente de la aguja que de la propia conducción. Y, como bien sabemos, ¡la carretera debe ser la prioridad!
“Vamos más despacio y a bajas revoluciones para ahorrar combustible. Somos un peligro para los demás y para nosotros mismos”, indica ASETRA.
Ahora que conocemos los posibles problemas, es hora de hacernos otra pregunta. ¿Cuándo es recomendable repostar?
Aquí, los expertos nos dan diferentes versiones; si bien la DGT nos dice que debemos poner combustible antes de que se encienda la reserva, ASETRA nos aconseja no bajar nunca del cuarto de tanque.
Recuerda que, si agotas la gasolina hasta quedarte tirado, además de tener que llamar a la grúa y verte en apuros, podrás verte envuelto en un lío económico: una multa.
En esta línea, el Reglamento General de Circulación no sanciona por sí la falta de carburante, pero si castiga que no nos hayamos estacionado a tiempo en un lugar correspondiente o que no hayamos conducido “con diligencia y precaución”.
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