A menudo, les contamos infinitas razones para sacarse el carnet. Calidad de vida, comodidad, independencia. Pero llega un momento en el que tenerlo es más un peligro que un acierto. Y sí, nos referimos a cuestiones médicas que nos lo impiden.

Aunque habitualmente asistimos a la polémica de si hay una edad límite para conducir, lo cierto es que las aptitudes al volante dependen más de nuestro estado de salud que de la cifra de años que marca nuestro DNI. Y es que existen ciertas patologías o enfermedades que nos pueden limitar o perjudicar, siendo estas incompatibles  con ponernos al volante.

Te contamos hoy diez con las que has de replantearte si eres una buena opción para el manejo de tu vehículo.

  1.  Enfermedades neurológicas como la esquizofrenia la epilepsia o la narcolepsia.
  2.  Enfermedades neurodegenerativas como el parkinson, el alzheimer, la esclerosis o la atrofia muscular. Recuerda siempre que, además de ponerse en peligro el conductor que las sufre, estamos poniendo en peligro al resto de viandantes.
  3.  Enfermedades de la vista que no pueden ser compensados con gafas, lentillas o cirugía. En ocasiones, la miopía, la degeneración macular, las cayeast-infection-pilltaratas o la diplolía no pueden ser solucionados acudiendo a la óptica. En estos casos, mejor no arriesgarnos.
  4.  Enfermedades circulatorias, como cardiomiopatías, hipertensión grave o arritmias.
  5. Afecciones en el aparato respiratorio, como insuficiencia, asma crónica severa o disnea.
  6.  Enfermedades que afectan al equilibrio y a la coordinación, pues nos pueden desestabilizar de forma permanente. Lo mismo ocurre con las convulsiones.
  7. Enfermedades paralizantes de los miembros superiores, sin posibilidad de ser compensadas con prótesis o adaptaciones del medio de transporte.
  8. Enfermedades mentales como depresión o psicosis. Al volante, ¡siempre con los cinco sentidos!.
  9. Enfermedades reumáticas
  10. Enfermedades metabólicas o endocrinas graves, como pueden ser algunos tipos de diabetes.

Igualmente, aunque no tenemos ninguna enfermedad de las mencionadas, tenemos que tener cuidado con los medicamentos que ingerimos. Antihistamínicos, relajantes musculares o antiinflamatorios pueden afectar a nuestro organismo y, en consecuencia, a nuestras capacidades al volante.

 

 

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